lunes, 23 de marzo de 2009

¿Deseas salir a caminar conmigo?


"Mi presencia irá contigo, y te daré descanso." Éxodo 33:14




Es increíble pensar que desde que conocí al Señor, se ha convertido en el compañero tan anhelado y esperado. Recuerdo que me sorprendía que al caminar por la calles no me sentía sola, porque Su Presencia iba conmigo. Pero cuando necesitaba hablar, disfrutar o tan solo tener una "cita" muy especial con Él, decidía salir a caminar por el parque.

Pero lo más triste, es que no me di cuenta cuando dejé de salir con mi mejor amigo. Como que de pronto me vi envuelta en tantas actividades, responsabilidades y compromisos que dejé de disfrutar su compañía tan especial. Hasta que en una oportunidad me preguntaron si me gustaba salir con el Señor. Me quedé pensativa, respondí que sí. Pero ese sí se fue diluyendo en mis recuerdos. Porque fui consciente que desde hacía dos años que no disfrutaba con Él un paseo.

Me dolió reconocerlo, pero el Señor tan especial me mostró el motivo. Y no era principalmente las actividades, si no que la revelación de una noticia muy dura que recibí hace un par de años. Tanto fue el dolor que me provocó que inconscientemente me aleje.

Pero debo reconocer que comencé a extrañar demasiado esos encuentros...
Intente cuando caí en lo más profundo de mi desolación buscarlo, pero fue doloroso entender que mi necesidad no era tan sólo de compañía, sino de una nueva transformación dentro de mi corazón. Aquel día que intente salir a caminar, encontré un desesperado corazón cautivo del dolor y la soledad. Y logré despertar un pánico y una angustia muy grande que ya se estaba desatando al interior de mi.

Tristemente volví a mi encierro... Hasta que el Espíritu Santo comenzó a hablar dentro de mi, comenzó a hacer una cirugía mayor que estaba esperando. Poco a poco, a través de lágrimas, tropiezos, conversaciones y mucha oración, volví a descansar.

Tome mis vacaciones, me fui a esconder en Su Creación. Volví a respirar un aire fresco. Volví a sumergirme en su compañía. Que alegría fue salir a Su encuentro. Que dicha volver a sentir nuevamente su Paz. Recuerdo que me quede observando el cielo, frente a una vista maravillosa del lago. De pronto comenzó a nublarse, y cambiaron sus tonos, aún así no dejaba de verse hermoso. Mientras lo veía, Dios me decía que independiente de las circunstancias o de los cambios externos, Él siempre iba a estar esperando mi regreso. Respire profundamente mientras una lágrima caía en mi mejilla. He vuelto Papá, he vuelto a tu encuentro!!

Regrese a mis labores distinta, cautivada profundamente por su amor. Me di cuenta el gran tropiezo que puede ser nuestro yo. Y la ceguera que puede provocar los desiertos agrios. Pero lo mas importante, fue lograr entender que la Obra sigue. Y que Él tiene mucho que alcanzar a través de nuestras vidas. Fue una semana, desde mi regreso del sur, muy intensa, muy especial, muy llena de Dios.

Y ayer recibí una invitación. ¿Deseas salir a caminar conmigo?
Acepte nuevamente pasear con Él por el parque. Y fue mi dicha, fue mi alegría. Fue el reencuentro de una intimidad única.

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